enero 15, 2011

Y entonces me arrebato

Y entonces me arrebato
a plena luz, en plena sobriedad
maldigo lo que tantas veces he dicho
pero maldigo aún más,
lo que por estas manos que sienten
jamás se ha escrito.

No he de buscar razón
en las nubes que danzan nocturnas,
no me tiraré al piso
ni pegaré el oído al suelo
en espera, de escuchar a lo lejos
tu corazón latiendo,
si es que aún lo hace
y no ha muerto como todo lo ha hecho
entre mis labios llenos de humo
y grisáceas cenizas que vuelan
a reunirse, en lo alto con las aves
que un día cantaron y cantaron
mientras sus huevos eran devorados;
también fue en invierno,
un enero que soltaba fríos latigazos.

Y yo estoy aquí, donde siempre
con el hedor corrompiendo mis manos
que ahora pienso como terrible mal
añejado, nauseabundo y necesario.

Como el sol que ya no me reconoce
cuando lo miró por encima del hombro,
así mismo el espejo me ha ignorado;
ya no soy aquel que navegaba
sin temores su barco de papel
entre matorrales acuosos e insomnes,
a media noche entretenido con el paso
de los astros, con la sorpresiva aurora
leyendo a escondidas mis versos.

Quizás, como todo lo ha hecho
ya he muerto,
entre el licor y el tabaco
y ni cuenta me he dado.

3 comentarios:

Charcos dijo...

no has muerto... arrebato y dolor es vida

Ardaire dijo...

Arrebato en plena luz! que bueno!

Te tengo en mi espacio mental..sigue brillando

J. G. dijo...

el ambiente ya es de por sí funesto con la foto aunque sea meramente urbana

saludos