enero 19, 2011

Alguna vez

Alguna vez fui aquel y reconocí el llanto
atado a una piedra, rodando colina abajo
derribando pinos, moliendo escarabajos
y sonreía ante el horror y el desencanto.

Y mi lengua, abrasaba la gloria perdida
de los años que aún no tenía, ni sabía
de dolores etéreos que se entretejían
silentes en mis entrañas, ahora rendidas.

Maté más de una vez, una rata por placer
y ante la sangre derramada, danzaba
en furor y alegría y me colmaba
de valentía ante la palabra perecer.

Era pues, un arquero que hoy no tiene arco
ni flechas, ni delirios crueles de grandeza;
era, quien no buscaba una burda nobleza
sin importar puerto ni la ausencia de un barco.

Hoy, me pesan los puertos que nunca he erigido
frente a un mar receloso, mostrando sus crestas
erguidas, voraces, mientras el sol apresta
un amor que me atienda, al llegar malherido,

cuando río por la implacable ausencia, otrora
disipada con dogmas y bellas auroras
aún embriagado y en plena calle, tendido
con los mismos sueños en vela, entumecidos.

Hoy, necesito un beso sin saber fronteras
del bien y del mal, un pecho atento, dispuesto
al amor y a mi corazón sobrepuesto
en un cuerpo enclaustrado dentro, en su trinchera.

2 comentarios:

Charcos dijo...

pesan más los puertos que nunca fueron que los que pudimos masticar, te mando un beso que aunque sea virtual no pesa apenas nada ;)

Ío dijo...

Que poco puedo decir, GatoPardo, que poco después de leerte, que me ha gustado, pero siempre me gusta como escribes, y leerte en alta voz; este poema es magnífico.
Veo que has puesto aquel pequeño poema que escribí gracias a ti, y que es tuyo por eso, entre otros muy grandes, y ......ummmmm, no sé¡¡¡
Gracias, Gabriel
Un abrazo, un beso..... un trago para pasar otro

Ío