enero 13, 2011

II

A algún lugar irán, con su equipaje atado
a una rama de cedro, pobres y dolientes,
con la zozobra rondando, siempre presente
en la tibia humedad, entre sal y pasado.

Hoy, bien podría encontrar en el diccionario
mi nombre tal cual consta en el acta, aludiendo
al término jodido, mientras yo escribiendo
busco una lágrima con sabor tumulario.

3 comentarios:

Elena dijo...

no la busques; ya saldrá
y mientras que estás en la búsqueda
disfrutamos de lo que sangras

Sabina dijo...

La canción del croupier del Mississipi(fragmento). Panero

Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.
Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma sabe a sangre,
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños
que se mueven ingenuos, torpes, en
esta vida que ya sé.
Me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón
sino quizá en el alcohol, en esa
sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo,
la única sangre en este mundo que no existe
que es como el mal programado, o
como fábrica de vida o un sastre
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y las horas pasan.

un abrazo.

Anónimo dijo...

Tendrás la vocación de "alegría", pero cada vez lo siento menos.
Me encantaría pensar que alguna vez, tus bellas letras cambiarán de rumbo.
Besitos