septiembre 19, 2014

Llena eres de gracia (A María Alvarado)

María sigue siendo néctar carmesí
lucero febril a pesar de la distancia
de los terribles años
de las luces que no son las mismas
del amor, de las sombras
de las charlas nocturnas
mantenidas con un viejo gato.

Ella pinta, graba, escribe
y nada logra opacar sus ojos.

Yo no pretendo tal manufactura
ni dejar de dar de noche tumbos
sino su irremediable levedad
y volver donde mis pardos ojos
hallaron un próspero futuro.

Ella es, no se decirlo siquiera
mi ángel de la guarda
armado con un fuete de proxeneta
mi parámetro contemporáneo
y aquel verso que del poema
ha de quedar inverosímilmente fuera.

Llena eres de gracia María
y en mis andares a tientas
mi abrazo más célebre
es sólo lo que contigo podría.

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