septiembre 10, 2014

Colibrí

Un colibrí ha caído en la locura
de la flor que ahora, tristemente
le ha dejado daltónico,
entonces le pesa no distinguir
en su vuelo los colores;
a menudo se le ve ahora bebiendo
entre los callejones que alojan grises
y esperma de malos borrachos.

Miles de flores mueren bajo los pies
del eterno gigante que avanza,
y para todas ellas, el colibrí bebe
un trago, se quita diestro el pico
y brinda, solitario, por un después.

Nunca más volará,
nunca más,
y aquellos grises
serán su bonanza.

2 comentarios:

Ío dijo...


Quizá si mira diferente el colibrí pueda sentir de nuevo los colores de antes, y volar entre ellos acaso sea su destino por más que el poeta se empeñe en sus tonalidades grises.
No deja de ser hermoso cuanto escribes al leerte, gracias.
Un abrazo, Gabriel

m.

Ío dijo...


Vuelvo, porque, bueno, ya sé que muchas veces sólo existe el gris, lo sé lo sé, y entonces todo lo es, alas color pájaros flores y quien escribe también lo es.
Mis disculpas por tanta palabrería que seguramente no quieres oír.
Un beso, Gabriel

m.