febrero 11, 2014

Terriblemente jodido

Esta llovizna en el infierno
no apaga el fuego surgido
entre las manos y el pecho
no disfraza la sal en las mejillas
con las gotas de un cielo
que se opaca ante las bombillas.

Terriblemente jodido y con la punzada
aún viva entre la carne y las manos
escribo cayendo la noche destrozada.

Y afuera llueve igual que dentro
pero las sombras no huyen del diluvio
ni los demonios portan sombrillas
cuando me guarezco del agua
con la necedad de un pobre diablo
con el alma y la mirada amarillas.

Terriblemente jodido y con la punzada
latiendo mis costillas al filo de tus labios
debo ser un poeta y una mala coartada.

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