febrero 24, 2014

Nunca es fácil

Pretendo ser la incierta calma
que sobreviene después de la balacera,
la salida en hombros del torero malherido,
la lámpara que va muriendo sin aceite
en aquellos callejones sin aceras,
el fruto más que prohibido podrido.

Nunca es fácil deslindarse del talante
ni quitarse del cuello la hoz de una luna
en la que el poeta precise su propio levante
a la par del verso en una estrofa oportuna.

Pretendo ser el beso cenizo de la muerte
anunciado en la blancura de los hospitales,
un reguero de la desdicha de la sangre,
una nubes de gas cuando apenas duermo
embriagado de mis vicios y malvos males,
el estertor de un sol con su rayos en debacle.

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