mayo 19, 2011

No ha de alcanzarme

No ha de alcanzarme el lenguaje,
la luz del sol al medio día,
la catedral con sus santos todos muertos
ni la Luna completa en mi vaso
recitando versos al pie de los estragos.

A todas luces este pecho
ha perdido el brillo,
buscando reposo
bajo la sombra de un árbol,
con la mirada perdida,
embriagada de tanta lontananza
sosteniendo un par de cipreses
que buscan pintar el cielo de verde.

Mis dedos, arrullan dolencias
que no gritan ni mueren
auspiciadas desde el origen,
por el silencio alojado en mi lengua
en el que baila de noche tu nombre.

Desespero, es verdad y me abandono
al sol después del fiero vendaval,
de la lluvia que mi candor enfría,
me abandono a pensar en la piel
de tu espalda, de tu luna
en mis ojos, radiante y nacarada.

No ha de alcanzarme el aliento,
las volutas del humo pretendiendo
recrear mansamente tu cuerpo,
iluminando la nocturna escena
que entre desazones me enmarca,
enmarañado y atado a un verso
donde poso sin reservas mis labios
cuando busco los tuyos, sedientos,
cuando más preciso un beso.

Mi boca canta tonos menores,
con la voz que no tengo
lanza una red a la mar
sin intención de atrapar peces;
canta y con un denso oleaje
se confunde, entre vaivenes
de sangre estancada en las venas
y la salinidad de la hora marcada
en que más ansío aquí tenerte,
mientras no tengo nada
ya en los huesos que me sujete.

No ha de alcanzarme la aurora
para coronar con ella tu frente.

1 comentario:

Ío dijo...

Que gran poema, cuanta belleza en tus versos, en la dolencia, en tu piel.

GatoPardo
"No ha de alcanzarme la aurora
para coronar con ella tu frente."

Un abrazo, un beso

Ío



((ya estoy bien, gracias))