marquen sin metrónomo el ritmo
de la noche más callada,
sin ceremonias ni paganos ritos,
sin deudos ni mejores postores
de la letra que se ve apagada,
ante la lozanía de tus veredas
y disfrutar de propios estertores.
Déjame sembrado en ambrosías,
en un nuevo amor que sabe añejo
con el curso de tu boca y de tus días,
que no llegan del todo a mi boca
cuando percibe un lejano reflejo,
que me basta para decir te quiero
aquí, ahora mismo, conmigo adentro.
3 comentarios:
¿Es que acaso puede haber un afuera?
Tal como lo describes y lo sientes, no puedo por menos que exclamar que a mí también me dejen ir.
Subyugante, amigo.
Un abrazo.
Me recordaron tus versos, aquellos versos que tanto admiro...
Sabines, un vaso de vino, la noche y el insomnio como compañeros.
Muy bello
Un abrazo desde otra luna
Publicar un comentario