julio 30, 2013

Y aquí me tienes

Y aquí me tienes
en la misma habitación
desierta y a oscuras,
con la presión de teclear
un texto con espuma
entre la lengua y la boca
con la más fría mesura.

Las doce en punto
y el aire corta la garganta,
las manos tristes sollozan
y la voz muere cuando calla.

Y aquí me tienes
en las mismas horas trasnochadas
con un distinto fin,
firmando con el más puro
y sonriente cinismo
de la aguja bajo el faquir.

Es extraordinariamente extraña
la forma en que después de ver
un cielo triste y por doquier quebrado,
después de sentir en los pies los clavos,
después de no hacer nada más que deshacer
tantos nudos en la bola de estambre del gato,
bebemos un trago de nuestra propia calaña.

Y aquí me tienes
en la misma habitación
desierta y oscura...

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