julio 31, 2013

La misma mierda

Aquella vez se encontraba dios
bebiendo sin temor la copa de cicuta...
-pienso- y así nací yo.

Gabriel Salinas .

El gato es una cuestión a parte,
Gabriel es una molécula viviente
que busca la belleza como estandarte
a pesar de hallarse entre albores recurrentes.

Y nada tiene sentido por si mismo
cuando la dualidad equilibrada
busca un punto medio en el cinismo.

El gato, con sus bares y muchachas,
el hombre, que nunca dispone de un hacha.

Y en esta decadente locura me viene
en gana el más feroz punto medio;
alejarme de lo que el loco siempre tiene
menos de aquel lugar llamado miedo.

Pero ha de ser el beso el que aterra
mis dominios y la caricia clandestina,
esas noches con los pies en la tierra
donde tu boca es quien me determina.

El gato, siempre seductor
pretende un hotel y hacerte el amor,
Gabriel, evoca en el perdedor
una forma sublime de redención.

Y cuando el trago y el tabaco
conjugan la fe en terribles párrafos
te busco en las cadera el cáliz,
y en la adicción justificada del párroco
que besa la copa dorada
metido en la soledad de un taxi.

El gato y yo, somos la misma mierda,
sin importar la moneda en el aire
o la suerte de aquel que la pierda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...


¿En qué vida el poeta real se sirve de una página virtual para ponerse el nombre de trovador y juglar?

¿Desde cuándo perteneces al ejercito de los cibernautas que necesitan de un elogio y otras estupideces vanas para aumentar encarecidamente su amor propio?

Es cierto, la misma mierda...

Gato Pardowski dijo...

En algún recodo del camino me perdí, de eso no me queda duda.

En cuanto a todo lo demás mantengo firme la postura de aquel que ignora el todo por sucumbir en la nada.

Gracias por sus preguntas a manera de puñetazo!!

Anónimo dijo...

Yo le conocí en los años en que tenía aún un poco de grandeza. Hoy le desconozco.