marzo 29, 2011

Que el diablo me lleve

Que el diablo me lleve a los confines apartados,
a las grutas sulfurosas del fuego enraizado
bajo los pies, al último y divino estertor.

Que dios no me venga con cuentos atolondrados,
de Caínes y Abeles en tiempos manchados
de pobredumbre, de un panorama desolador.

Que no me pille la causalidad hecho trizas,
antes que la casualidad me vuelque en cenizas
resecas, que se lleve el vendaval aturdidas.

Que este trago que se aferra a mi mano me encienda
la mar que traigo dentro y que nada me ofrenda,
al oleaje agreste de estas aguas tan tupidas.

marzo 28, 2011

Fragmento autobiográfico #7

Yo
mismo,
animal
y humano,
el hombre,
la bestia,
gato.
Yo,
loco
y cuerdo,
abnegado
reseco,
el muerto
vivo.
Yo,
el vil
salvador
decadente,
borracho
calmo.
Yo,
noche
y tragos
esperando,
el día
mortal.
Yo,
fuego
y brisas
atizando,
estertor
blando.
Yo,
joven
y viejo,
nacarado,
ennegrecido
y macilento,
eterno bribón
anclado a las letras
que no serán etéreas,
sino vagas y mundanas
entre licores y esencias
que sacan demonios y pasiones
del cesto, de cloacas caducas, burdas
canciones que al mar y a la sal recurren
en tiempos inquietos, en los días bastardos
que no apetecen, siquiera una pizca de gloria
de un sol que no queme la espalda lacerada,
jodida y extasiada por placeres
de un rato, cuando sin remedio gato
y olvido al humano encantado,
con la sombra que me produce
el mismo cuerpo enraizado
y tan petrificado,
al feroz asfalto,
a la luna ahorcada
entre cinismo
y tabaco;
entre ron
blanco.
Yo.

marzo 24, 2011

Cuando apago la luz

Cuando apago la luz, mil voces turbias resuenan
buscando el centro, aclimatándose en las paredes
donde resbalan los ecos y después condenan
la suerte, mal augurada de ese dios sin redes.
Desaparece el olor de la tierra bañada
por la lluvia que esta noche, no cae con presteza
sobre mis hombros que a menudo tanto han de cargar,
sumisos, enjutos, gachos ante la cabeza
que no cesa de querer el mundo siempre hilvanar.

Cuando apago la luz,
no se me apaga el alma.

marzo 20, 2011

Basta decir

Basta decir que te busco entre las propias ganas,
a media luz, a media voz, con la Luna entera
que brilla y me alumbra en fulgores de obsidiana.

Soy siempre el mismo, inmerso en una noche cualquiera
aferrándome a tus pechos de forma pagana,
mientras recobro ese sueño anclado en tu cadera.

Pero estás y yo no estoy, por que sin más me elevo
y una copa sucede a la otra entre los humos
que también se elevan, directamente al Erebo.

Soy pues el nocturno tunante, y me consumo
a cada bocanada, creyéndola placebo
puro, mientras siendo de madrugada me esfumo.

Basta decir que a tu lecho no he llegado febril,
ni a caso encantarte ya con mis ojos pudiera,
pues esta noche radiante, me ha llamado sutil

a la indeseable deseperanza, a la pradera
donde los ojos no conocen los días de abril,
al espejo más cruel que nos pilla en calavera.

marzo 16, 2011

En silencio/El silencio de tu voz y tus labios

En silencio
Por: Ío
www.lasendadelarosadormida.blogspot.com

Perdóname que aquí

te quiera, amor,
bajo esta nítida soledad
a la que ascienden mis dedos;
que anhelando tu boca

mis labios escapen al cielo.

Perdóname este sol lleno de frío,

las lluvias que bebo,
la carne hecha de noches
que se alimenta de este invierno,
crudo, como el color de la luna,
húmedo, como mis ojos negros.

Perdóname que aquí

te ame, amor,

que te lo diga en silencio.


...

El silencio de tu voz y tus labios
Por: El GatoPardo.

Cómo decirte que dueles, desde el perdón
hasta el silencio en el que debates,
que el viento es daga que de noche hiere
y no mata, que el punto final no me incita
sino a la bravura de los ojos del mar,
a la sangre derramada que fluye
en manantial, a su paso incendiando
esas veredas secas, por donde he andado.

Cómo enarbolar las tierras
desprovistas de vástagos,
como encender la catedral
sin siquiera mártires ni santos.

Cómo llegar embriagado y a tientas
buscando los versos jamás soñados,
la luz, la sombra, el todo derramado
sobre el silencio de tu voz y tus labios.


Gracias, por todo.
Estos versos míos, ya son tuyos.

Es la misma cumbre

Es la misma cumbre, la del caos diario
en los huesos arraigado, queriendo
salir de la sujeción del horario
donde las sombras, perviven muriendo
entre auroras cinceladas, clavadas
en cada ojo, entre las uñas mugrientas
que se aferran a la luz descollada,
a una verdad triste y corpulenta.

Escribo desde el mismo sitio, tardo
en concentrar la esencia, y me embargo
de polvo y vagas ideas, aguardo
sereno con la parquedad que cargo
por doquier, con mis letras reveladas
pidiendo ese final que aún no ha llegado,
con esa pasión siempre trasnochada
buscando un cielo de estrellas plagado.

Por que hay fantasmas, demonios, quimeras
aglomerando el mismo espacio, tinta
y papeles con los ojos de fiera,
luz que se filtra ajena y distinta,
el mar a distancia que me ha olvidado
a cada sorbo del vaso, cinceles
que no hallan piedra, a la fuerza oxidados
y el más extraño aroma a claveles.

Hay también -no pudiera yo negarlo-
amores que han visto el final de tajo,
caminos vencidos por tanto andarlos
descalzos, vestidos con los andrajos
de la letra, de los necios pulmones
que en respirar han de insistir, malsanos
sentimientos ahogados en razones,
de un reptil nocturno, audaz y profano.

marzo 14, 2011

Tengo a mis pies la noche

Tengo a mis pies la noche que todo ensombrece,
la que todo abraza sin culpa alguna, ni memoria
esporádica que le de a sus amantes mejores tratos.
Yo soy uno de tantos, simple mortal, mundano
y desgarbado que se sabe aún tibio y vivo,
por que escucha su propio pecho latir con fuerza,
enamorado de la más blanca y lejana estrella
que el implacable horizonte, hoy me muestra
mientras al pie de la escalera, fumo las tinieblas
y bebo el aire hasta mi llega y tan solo me refresca.
Y la tengo ahí, postrada esperando el romper del alba,
la primer luz de la mañana que sin más le arranca
al soñador, hoy libre y sin líos, sin negras marañas.

marzo 10, 2011

Con suerte

Con suerte, dormiré sin aleteos
oscuros fungiendo como enemigos,
pues después del amor sonrío; Morfeo
no es tan cruel, cuando mi sueño es contigo
y tus labios me nombran sin rodeos.

marzo 07, 2011

Más de una vez

Más de una vez, he querido enlutar todo el mundo
con atávico afán de sombras, de tragos largos
distrayendo a éste sentir brutal y furibundo,
del imperioso deber sumido en el letargo.

Y quizás también, claudicar ante los versos
que de mi mano van tristes y tan plagados
de recuerdos, de pasión y un sueño adverso
carcomido por buitres también lacerados.

Más de una vez, ha pasado el sol por aquí
sin detenerse, se esconde entre las nubes
y después se pierde, enamorado de sí
cuando su candor al infinito sube.

Y la luna, que siempre me ha escuchado
no repara en extrañas dualidades
ni en el llanto de un infante, apagado
bajo el umbral en tono nacarado.

Más de una vez, un ojo he perdido
al llegar a casa, tras la puerta
cerrar con aliento empedernido,
con la moral igualmente tuerta.

Y me aferro a mirarte toda,
esperando que estés sedienta
de inmundicia y de rapsodas,
para una avidez purulenta.

Más de una vez, te he extrañado
con la violencia de antaño,
a la que ahora bien añado
todo océano salado,

que del pecho me brota
improvisado, fugaz
en transparentes gotas
que no me colman de paz.

marzo 06, 2011

Es la escalera

Es la escalera, donde a fumar salgo
y enhebro la noche, el panorama
envuelto en nubes, mis manos en brama
y los centavos de cobre que valgo.

Es la pared encalada, vacía
en su eterno blanco, mi silueta en ella
reflejada, cuando busca una estrella
y mi copa yaciendo en su agonía.

Es la tinta, enamorada del papel
y del demonio, predicando verdad
y mentira, cual existente deidad
de estos días dónde reina el oropel.

Es mi pecho y mis tripas enteras,
que laten y de noche se debaten
en el desierto, el alma que combate
la pasión ardiendo en la misma hoguera.

Es la última bocanada, que eleva
el humo y los sueños en reposo
al cielo, al manto tenue y lloroso
que mi ánimo febril siempre subleva.

Vuelvo en medio del humo

Vuelvo en medio del humo, por la noche agobiado
por que no me cantan los grillos, por que ha llovido
sin gracia de diluvio, por el llanto que se ha ido
a las cloacas sin fondo, al silencio hoy perpetrado.

Y bebo un poco, como es mi tajante costumbre
cuando el todo se resquebraja; miro por doquier
y me doy cuenta que duermes, sutil como cualquier
criatura, mientras a mi me devora la lumbre.

Vuelvo en medio de una letra, que siempre vacila
y dice lo mismo, aunque el sentido sea distinto
a la pretensión de pertenecer a lo extinto,
a la resequedad de la muerte en la pupila.

La oscuridad, poco a poco me atrapa, me carga
a la espalda un grito que desaparece al alba,
cuando mis labios, enmudecen en tonos malva
que tanto duelen y el primer destello amargan.

marzo 03, 2011

No se por qué me recuerdas

No se por qué me recuerdas, la calma soledad
de la noche de ayer a oscuras, la calamidad
del silencio inmerso, flotando en agua estancada,

el cielo reflejado en un par de ojos pardos,
el heroísmo tan triste y fugaz del bardo
que canta su verso con el alma estocada.

No se por qué me recuerdas, el ave que vuela
con la presteza del viento, la hora que desvela
el sueño, la pócima de las brujas ahorcadas,

el crucifijo contra la pared destrozado,
el par de pechos que me tienen enajenado
y taciturno, mis manos siempre atormentadas.

No se por qué me recuerdas, mi propia sonrisa
cada vez más efímera, la gloria imprecisa
de las pasiones que se han visto difuminadas,

mi boca cuando no te nombra, la ausencia voraz
que siempre pernocta, ese vil desengaño falaz
que apaga la luz, cuando la vida es madrugada.

marzo 02, 2011

Hablaré del destino

Hablaré del destino: justo, cuando fortuna
trae a manos llenas, cuando soles diarios irradia
y la frescura del viento acaricia las dunas
que hacen llevadero el desierto, en la colindacia
del deseo precoz, del lobo y de la luna
por copular, sin pensar en la vaga onomancia
o si acaso para ello, ya existe una vacuna.

Hablaré del destino: vil, cuando airadamente
a uno, le pone en el cuello el frío de la espada
sin tregua ni descanso, atroz, absolutamente
marcándonos con sudores nocturnos la espalda
que tanto teme al enemigo, furtivamente
disfrazado con blancos olanes y guirnaldas.

Hoy no creo en el destino, ni en el gurú tardo
en reacciones y cavilaciones, en la suerte
del que todo tiene, y sin embargo es bastardo
y desalmado, por no encontrar llanto en su muerte.