Hay dos caminos en la escueta vida:
el del raudo saber que siempre duele
a luz de una vela vuelto un pelele
comprendiendo la alegría perdida
y los años sumando y sumando
arrugas en la frente, arrugas tardías
al despertar a la melancolía
sujeto, al propio dolor imantado;
el otro es el del estúpido que soy
a más no poder, con letras precisas
y distantes, ciertas y bien sumisas
de aquel páramo donde nunca estoy,
pese a los pétalos encasillados
en el deber de las noche prohibidas,
cuando mis venas buscan sin más vida
entre tus muslos, ciertos y alados.
3 comentarios:
Magistral el último verso, sin desmerecer al resto.Un beso,GatoPardo y disculpas por las largas ausencias.La vida cotidiana y su trajín ahuyentan a las musas (en mi caso)***
"... cuando mis venas buscan sin más vida
entre tus muslos, ciertos y alados"
En este momento siento ganas de acariciarte, pero los gatos tienen caracter difícil, así que quizá no te dejes y salgas huyendo a tu tejado. Abrazo asfixiante para ti.
Gracias por tu visita!
Ningún camino es fácil, pero cualquiera de ellos hemos de caminarlo
Saluods.
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