esta irremediable necesidad de ser poeta
el ir y venir desescamando el pecho
y derramarlo entre el papel y la tinta intentando nocturnamente ser claro y breve
y la vez letal como bala de escopeta
como el pensamiento cuando miras al techo
antes de dormir y sin disfraz y notas tu pinta
queriendo dejar el pecho en el cajón
para poder descansar de él un rato
y dejar de sentir el polvo, la mirada ajena,
el andar sigiloso de aquel ratón
que se pasea de noche entre tus zapatos.
No imaginas lo que consume
esta irremediable necesidad de ser poeta
la constante soledad que significa el verso
para hallar con la certeza del latido
beber de ella antes de que se esfume
o se materialice en sueños de un proxeneta
y así esbozar algunos cuantos buenos versos
que proyecten la belleza que he vivido.
Porque el poeta no es más que un amante
que ama incluso la desdicha
y la gente que le parece más horrible
porque todo en él es una oportunidad
para hallar certeza de su realidad humeante
en la que sabe que toda palabra está dicha
pero él necesita decirla para hacerla creíble
desde su letra que es su voz y su mar.
Yo sin embargo,
he llorado con algunos poemas
que he escrito a través de los años
y pese al dolor creo que vale la pena.
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