reafirma la razón que el pecho me dicta
altanera, frugal y segura de si misma
mientras copula mi alma con ron blanco
y he de mirar los acantilados de un presente
sin futuro por las alcantarillas del cielo
y así entiendo mi pecho desde mi mente
para saberlo inocuo y totalmente certero.
Esta noche reitero mi corazón y mi letra
mis ganas de ser distinto del resto
de seguir siendo naturalmente sincero
y un enemigo civil de la guerra.
Sin embargo, me declaro en plena huida
de los cavernícolas de razón contemporánea,
para ellos no está argumentación de vida
ni la elucubración de esta poética tarea
de hablar de la verdad de un pecho
que sólo busca belleza a través de lo bello
y lo bello jamás existirá sin la certeza
de aquel que lo pueda esbozar cual belleza
sin tener en el corazón témpanos de hielo.
Recitarle un poema a un gorila
expresarle un ensayo a un simio
dar una opinión a un subnormal con poder
son cuestiones que el poeta no estila
porque sería echar su voz en sordos oídos
de esa gente que poco saben del placer.