julio 14, 2016

La mierda de los perros

Ha estado lloviendo por semanas
intermitentemente durante el día
y furiosamente por las tardes
las calles se inundan por doquier
y las almas en ellas se averían.

No son buenos tiempos para andar
los automóviles salpican agua podrida
y la pobredumbre resalta en la ciudad.

He salido a dar un paseo nocturno
y es triste ver las calles sin pavimento
a los chicos de dieciséis jugando fútbol
mientras inhalan una bolsa con cemento.

Porque ha estado lloviendo por semanas
y entre la tierra levantada y el polvo
se desintegra la mierda de los perros
como una masa parduzca y chiclosa
feliz de alojarse en la suela de tus zapatos
por doquier, hasta apestar tus sueños.

No son buenos tiempos y salgo de noche
camino por las calles crueles del barrio
busco la tierra mojada reciéntemente
y me distrae toda la mierda desintegrada
por el agua que cae sin complacencias
me distrae el poder del culo de los perros
dejando tras de sí su firme escoria
me distráigo y la belleza se me degrada.

He dado un par de pasos y zigzagueo
después de siete metros doblo a la derecha
luego reviro a la penosa izquierda
y la vida es una gran serpiente
que tan solo va sorteando las heces
deshechas por la lluvia en cámara lenta.

Ya estando en casa me sirvo un trago
pienso un poco y revuelvo mis cabellos
fumo un cigarrillo y reviso mis zapatos
y aquel concepto tan mío de lo bello.

Esa mierda de perro desintegrada
la traigo embarrada en los puños
en la letra que precisa beber un trago
en este pecho y estas tripas latentes
en el remedo irremediable de alma.

Algunas veces lloro estando desnudo
metido entre un latir de contrabando
y pienso que la mierda es la gente
que tan solo apesta por no hallar calma.

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