noviembre 03, 2010

Noviembre 02

No veo en la mesa el ardiente tabaco
ni huele a copal el ambiente, trágico
como las letras que me dan trabajo
de vida y de Muerte, caos mágico
entre flores moradas, amarillas
recién cortadas, benditas, extintas
como las almas al ver la bombilla
encendida, un tintero ya sin tinta,
un muerto sin querer resucitado
que viene con sed de los pasos dados,
con hambre de sentirse recordado,
tal como fue, con el pecho abultado.
Pero no veo nada de eso en la mesa,
las velas de a poco se han apagado
sin traer consigo ninguna sorpresa
sin panteones ni ceniza, olvidado.

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