septiembre 23, 2010

Apología de la Locura (Relato #5)

¿Y entonces que ha pasado? ¡Que no ha pasado nada! Señor, creo que has notado desde lo alto la bondadosa generosidad de la limosna que cada día domingo, de mi bolsillo y de manera voluntaria a tu casa he dado, que cada anochecer antes de dormir ante ti me hinco y sin más te lleno de calladas oraciones y ruegos. Y no ha pasado nada. La otra noche maté un perro a ladrillazos, ese mismo animal que gustaba de gruñir a mi paso, con su horrible hocico ensalivado y maloliente. Y sin más, sin demasiado trabajo le he matado; sólo dos proyectiles, directos y certeros y su cabeza reventó como globo dejando una mancha oscura en el pavimento. No he de mentirte (¡No! jamás te haría eso a ti), la sonrisa inundo de golpe mis labios para salir de la escena sereno y una canción tarareando. ¿Entiendes lo que digo?
He visto muchas veces al párroco alzando la copa en la mano, ese vino de consagrar, lo he visto beber cada gota y después continuar con el sermón para terminar la misa. Me digo entonces: "Esto debe funcionar así, el trago en la mano bien podría ser un estandarte para sopesar con su calor ese frío que viene desde adentro y corta la felicidad de tajo, bien podría ser que su efecto somnífero tan solo ayude al hombre a no sentirse tan inhumano". No es justificación siquiera para decirte que cada noche bebo un poco, un mucho cuando se me viene encima el aguacero. Pero, si tu nos has creado, a tu perfecta imagen, a tu impoluta semejanza ¿Qué hago yo, para no encontrar la verdad y la redención tan ansiada, tan buscada entre las cuentas del rosario y que tan miserable ha de parecerme, dados dichos argumentos, esa inmaculada divinidad se ve reflejada en el propio espejo? ¿Será que tú también has de tener defectos, y que la semejanza que me has brindado está basada en ellos? Señor, en verdad no lo se...
Pero tu sí sabes bien, que el hospital con los recursos que anualmente aporto se mantiene operando y brindando bienestar; has de saber del asilo, del alimento que cada lunes les proveo a los ancianos para mitigar un poco su hambre y su estadía, para mitigar un poco sus años cansados y sus preocupaciones. La chica de la esquina, aquella muchachilla que sus besos vende siempre me lo agradece. Ella también lo sabe y yo se que sus caricias paraconmigo son sinceras y que el pago por sus servicios han de hacernos al terminar el día (el mío, por que el suyo, a esas horas apenas comienza), sentir una satisfacción más cálida, por encontrarla mutua. ¿A caso he obrado mal? No es María Magdalena, no es una puta cualquiera, es una puta que a ti se encomienda para que después del trance coital, nada le pueda ocurrir, para que nada se torne mal. Algunas veces, ella se sienta en la banca más alejada del parque, se baja un par de cuartas la falda, cierra los ojos entre lágrimas e intenta rezar. Claro está que sus plegarias son un tanto improvisadas, que te llama "diosito", y que el sistema de cuentas entre sus manos jamás del todo entenderá, pero es una buena muchacha. ¿A caso, ella también obra mal, si entre sus piernas se suele muy a menudo encontrar un paraíso carnal que podría instruirnos para el día en que finalmente conozcamos aquel llamado celestial?
¡Ay, Señor, vaya encrucijada me has dejado en esta tierra donde nunca pasa nada, donde nadie ha de notar a este siervo tuyo, que solo procura bienestar! Pero ¡basta! Es la hora de irse a acostar y a ti mi alma encomiendo, a ti Señor, que eres siempre tan justo y conmigo tan bueno, que me has brindado sensatez y bondad en mi pensar, en mi sentir y en mi actuar, para con los míos, que a final de cuentas son nuestros y que cada amanecer me alejas de todo mal.
Amén, que esta noche ya nada he de preguntar...

4 comentarios:

Sabina dijo...

jaja, que texto! me gusto mucho, bastante...
como todo lo que hace usted...
amén. saludos y caricias.

Anónimo dijo...

La verdad es muy triste para mi.Que fácil es culpar a Dios, y descansar en Él nuestras plegarias cuando en verdad nosotros somos los que no hacemos absulatamente NADA por cambiar algo en nuestras vidas.
El alcohol, imagino que debe ser la solución momentánea para evitar ver lo que en verdad hay.
Vuelvo a lo de siempre, "NECESITAR", eso mismo es lo que te hace falta.Sentir la necesidad de necesitar algo que te llene a ti, no a la copa que tienes en tu mano cada noche.
Sinceramente, me gustaría algún día leer, que más q resignarte fuiste en busca de un cambio.
Besos, hoy super entristecidos :(
p/d Si alguna vez mis comentarios no te gustan o te sientes ofendidos, bórralos, al fin y al cabo creo q poco me importa y que TUUUUUU, necesitas de alguien que te haga abrir los ojos de una buena vez.
Saludos

Gato Pardowski dijo...

Respirando...:Los ojos, los tengo bien abiertos; se la clase de tipo que soy. No es mi deber ni mi intención, hacerme pasar por una estampa que no me dibuja ni se hace posar donde yo estoy.
No me hagas mucho caso, pues mi felicidad se basa en el resplandor efímero de pequeñas alegrías que a su vez, logran darme valor para seguir cada día, para sentirme mejor.
Además, no creo que sea el tipo de alcoholico que crees que soy, y a pesar de ello, no me ofende, sino que me da esa fuerza encomendada en la escueta virtud, para que esta mente enferma y decadente se libre de toda esclavutid...

Akyaabil: Un agradecimiento por tus palabras y por tus nocturnas miradas...

Mondragón de Malatesta dijo...

Tengo dos botellitas de ron, que ofrecerle, véngase ya mismo, véngase ahora mismo, como gato caiga del techo, como gato rómpame la espalda. Beba ron a mi lado, contándo los relatos que tan genialmente escribe. Le esperaré...