¿Realmente he sido bueno?
-Me pregunto-
cada día y cada noche
mientras me reconcilio con el sueño.
Y cada noche pregunto antes de dormir
y es una pregunta que lacera
un cuestionamiento vil y soez,
porque tengo idea de lo malo y lo bueno,
del claroscuro y aún así, me siento gris
o como un bogavante en una pecera
esperando ser matado de forma cruel.
He sido el mismo siempre
aunque ahora más documentado,
más certero y mucho más vivido
de lo que fui, cuando creí, que la muerte
me haría un puzzle completado
y un poeta con versos menos huraños.
Sin embargo no ha sido así
quizas nunca lo será
porque soy una pieza de puzzle metida
en una obra de Legos o de un Jenga
y de alguna manera eso me hace feliz,
dado que tanto mi letra y mi verdad,
condicionan el espectro de mi vida
incluso cuando estoy en la mierda.
Nunca he pretendido tener la razón
de nada en absoluto
pero cuando tú te diriges hacia mí
y sueltas tu bocanada de verdades
-que generalmente son a quemarropa-
resulta que quien defiende mi corazón
es la coraza de este ser que es bruto,
porque se ha roto y no se quiere partir
otra vez para que yo mire oquedades
y entonces prefiero recurrir a la copa.
Y para cada navajazo yo tengo respuesta
creo que lo sabes
y prefiero hacer mutis o decir "no sé"
para evitar una contestación abyecta,
en la que mi voz sea un sable
y conteste y me haga arrepentir después.
De sobra sé del daño que te he hecho
está en mis registros de conciencia,
en mis días y en mis noches, en mi poesía
en el modo en que me callo deshecho
y me apoyo de mi culpa y la paciencia
del perdón, que simplemente pretendía
para esta fragilidad de un extraño pecho.
Porque sé bien que solo soy
un escarabajo incrustado con un alfiler
en el torso para no escapar,
sujetado a una lámina de unicel
para ser un exhibido del corazón
y de mi forma de actuar.
Porque también me has hecho daño,
porque aún sigues haciéndolo
cuando explotas y no razonas
o tal vez solo razonas desde tus daños,
pero no desde lo que causa tu émbolo
y ante tus propios miedos reaccionas
porque me conoces y yo te conozco,
y en base a ello tú eres más consciente,
dado que yo soy un alcohólico que escribe
para entender mi ser sin volverse loco,
porque desnudé ante ti mi mente
y te hice participe de lo que mi ser vive
siendo tanto y a la vez tan poco.
Yo acepto que te he ignorado
muchas veces
que no te he procurado
que he sido un idiota con creces
ante ti y que te he lastimado
y he pedido perdón también muchas veces
en todas esas veces en que he errado.
Yo entiendo que no entiendas del perdón
por la filosofía que tu pensar maneja
sin embargo cada vez que yo hago daño
y tengo conciencia de ello pido perdón
y cada vez que requiero hacer daño
y no quiero hacerlo digo: "No sé"
y no es que no sepa sino que me aqueja
antes de contestar este extraño corazón,
que suele en demasía ser huraño
y se guarda tanto desde su propio ser.
Pero, sabes
yo soy muy honesto y muy a menudo
se me ha tachado de cínico por ello
acepto que lo soy porque el mundo
nada entiende de las claves
acerca de la verdad y de lo bello.
Porque dicen que en éstos tiempos
nadie puede ser realmente auténtico
y yo reto a todos los que así piensan
porque la vida piensan y no la versan,
dado que el verso,
perdón que lo diga
causa un entendimiento superior
de las cuestiones mundanas de un mundo
que precisa ser mejor y más bello,
mientras nada más su pensar contradiga
la burbuja de razón de su proyecto
de vida y de razón sujetos en su corazón
ni mate sus semillas cuando germinan.
Porque ahora me escondo en la distancia
y la ausencia para llorar a solas
para sacar de mí todo lo que callo
y lo que siento por no poderlo compartir
sin escuchar una crítica o una sátira
quitándome de las manos la caracola
sacándome de súbito de dónde encallo
que es mi lugar seguro para vivir.
Pero, sabes
yo siempre he sido frágil
escribí mi primer poema a los catorce
y desde ese momento me supe frágil
porque desde esta letra que pocos leen
no preciso sustentar poses
ni de filtros ni de llaves
y desde del tejado de un gato que fue ágil
para sortear lo que el mundo entero cree
mientras se empeñan en matar flores
con el fin de que alguien los ame
yo me empeño en ser ese alguien no frágil
desde un pensamiento meditado en mi ser
porque lo que aprendí es lo que sé
e inevitablemente eso anida mi corazón
y jamás mataría un racimo de flores.
Ahora mismo hay tormenta eléctrica aquí
estoy escribiendo este poema
que me ha costado tantos días terminarlo
y ahora que estoy mediante ebrio
he podido finalmente saberme gris
cuando importan más tus teoremas
acerca de conspiraciones de tus diablos
sin consultar lo que te dicta el pecho.
Tu boca
yo podría morir por ella
pero no cuando me hace daño.
Yo también he pasado episodios
que jamás me han cuadrado
y ante los cuales me he quedado callado
y ahí apagué mi duda y un probable odio.