abril 30, 2013

De mis manos

Mis manos han de ser siempre las mismas
que sin remedio tiene el asesino,
apretando por el cuello al destino
sin la piedad grisácea de sofismas.

Mis manos han de ser un cielo malvo
a mitad de la lluvia clandestina,
bajo el tejado que te tiene a salvo
coronada con pesares y espinas.

Mis manos han de ser sangre perdida,
el punto final de la guillotina,
la caricia que te ronda prohibida.

Mis manos han de ser collar de espinas,
un caliz de muerte que escurre vida,
una noche albergando golondrinas.


1 comentario:

Ío dijo...


De tan verdad tus manos tus versos.

Y ya no puedo decir más porque siempre te escribo lo mismo acerca de su belleza.
Gracias, Gabriel.
Un beso

Ío