marzo 24, 2014

Esta guerra en comunión

Ya no te pertenecen este cuerpo
y este pecho, estas manos tan llenas
de esperanza que al cabo no es
sino una forma concebida de muerte,
la más letal y sin embargo la más mía,
ni el graznido de los cuervos
ni las rondas a media noche en la azotea
donde buscaba una mancha en la luna
que me salpicara de mejores suertes.
Es duro sentarse a pensar al pie de una escalera
mientras las nubes se deshacen en la cabeza,
es duro saberse el loco que se desvive
intentando dar razón de lo que escribe.
No hay más sino esta guerra en comunión
y mil batallas que pelearemos hombro a hombro
sin mirarnos siquiera, equivocadamente a los ojos
en los albores de una copa que sabe a pasado
y que se enraiza febril a nuestros labios.
Ya mis manos te son ovillos desparpajados
y ya me soy un cálido estertor en otras manos.

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