marzo 16, 2014

En los oscuros silencios de las nubes grises

Como la fetidez de la mierda de un perro
que por días ha comido sus propias heces,
como la punta incandescente del verso
confabulando contra el poeta sus reveces.

Y mientras tanto el tren sigiloso avanza,
aquel de medianoche, el de las sombras,
el que nunca esperan los que tienen esperanza.

Como la larva tragando ya el blanco del hueso,
como dios vencido, como el diablo glorificado
en las espesas llanuras donde han sido los besos,
la forma purificada de resistir ante el pecado.

Dos bombillas a manera de ojos artificiales
miran absortas el paso de una vida cansina
y se persignan azarosas de todos sus males.

Como la risa de la puta de la oscura avenida,
como los chulos con la cartera de soledad repleta,
como aquel sol con su propia muerte encendida,
como el estertor cuando a la vida altivo reta.

Media botella de ron me brinda claridad
en los oscuros silencios de las nubes grises
que ocultan los fantasmas de mi vaguedad.

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