marzo 08, 2014

Entre tanto trajinar me escucho

"Quisiera ser más y no aquel
que a tientas te entrega un palpitar
gris y desvencijado,
la espuma de la ola rozando tus pies
que poco saben aún de la sal
y el vaivén empañado..."

Gabriel Salinas.

Fumo el último cigarrillo de una caja
que me muestra a diario, en el humo,
un baile de sombras finas y amigas;
fumo, y me deleito y mi figura esfumo.

Bebo uno de esos copiosos tragos
que de noche me vuelven fiel e invisible,
padre de demonios, consejero de quimeras,
bebo las ganas de un esqueleto demacrado
buscando entre sus letras ser querible.

Bastante acostumbrado estoy a la muerte
que se filtra por mi frente y mis costillas
en las que el blanco nunca halla la suerte.

Y que pudiera yo decir de mi mismo:
"Buen tipo, algo borracho pero bueno,
en el fondo, un emancipador del pasado...",
y sin embargo me gana siempre el cinismo;
que pudiera yo decir siendo apenas un gato
nocturno que le roba a los perros su hueso.

Fumo un poco de la vida madurada
a quemarropa por los ataudes de caoba
en los que duermo junto a mi el ahora.

Y aunque todo esto es verdad
no lloro ni me visto ni me alegro,
sino desnudo, me arrojo a mar
donde solitario el pecho entretengo.

Pero fumo, fumo mucho
y entre tanto trajinar me escucho.

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