abril 03, 2010

Anda

Estalla Mujer, estalla
conmigo dentro, muy dentro
que mi bálsamo dador de vida
emane y recubra tus heridas.
Anda, anida otra vez entre mis manos,
entre mi pecho y su palpitar inhumano,
desarma a las brujas, de su escoba
y que miren jamás el futuro en su bola.
Y bésame Mujer, bésame
para que en tus labios se borre el pecado,
para que el vino y el pan
no me dejen en tu cruz ataviado.
Anda, anida otra vez bajo mi vientre,
desliza tus caderas insumisas
entre miles de enredaderas,
y termina ocupando mi mente.
Pero tócame Mujer, tócame
así en la noche silente
sin luna, y decadente,
y después del amor, bórrame.
Anda, anida otra vez entre mis sueños
por naturaleza, callejeros,
embriagados aunque certeros
y estúpidamente cenceños.
Pero bórrame del todo
sin complacencias,
debáteme en el lodo,
sin alguna querencia,
sin reparar en pasados efímeros,
sin tomarnos en cuenta como dímeros,
y pensar sólo en concupiscencia.
Anda, Mujer, tan sólo anda
con pies desnudos y descalzos,
y con el levante de tus caderas
muéstrame la felicidad del cadalso...

2 comentarios:

Mondragón de Malatesta dijo...

Y es que yo no quisiera moverme nunca más...

perfecto herrera ramos dijo...

¡Que buen poema, amigo mío!. Los tejados siempre han sido lugares propicios a la visita de las musas.

Un abrazo.