abril 10, 2010

Fragmento Autobiográfico #4

Y mientras tanto, al llegar a casa, bebo. Un poco de elixir cubano no me hace mal, cambio mis zapatos, desabotono la camisa, aflojo el cinturón y me refugio en la informalidad. Los cigarrillos sobre el escritorio padecen de angustia, de cierta ansiedad y me pregunto cuando revuelvo levemente mi cabello, si aquello de la felicidad será simple y llana vanidad.
Enciendo un cigarrillo, después de tomar el mejor asiento que he encontrado al pie de la escalera; busco la Luna en lo alto, escucho el acelerador de los carros y tarareo alguna canción que me recuerda lo que soy. Una maraña debatida entre una razón amarillista y un corazón con el norte situado en el dolor. Un victimario cruel y tirano, una víctima con lastre en lo arcano.
¡Y qué placer me otorga el humo una vez instalado efímeramente en mis adentros! ¡Qué deleite imaginarlo libremente transitando por veredas sombrías buscando con el alma un encuentro! Sí, de esa alma que regurgita del cuerpo cuando éste cae rendido por el sueño y maleta al hombro, tan sólo se va a la búsqueda del lugar más desierto, para decantar su esencia carente de dueño.
Debe ser la noche y el sereno de la misma, debe ser el día ya extinto y su completa sofisma. No me hagas mucho caso corazón, que esta vez esta de luto la razón...

2 comentarios:

Sabina dijo...

elixir cubano, que maravilla. me gustó mucho tu entrada y la musica. un abrazo hasta tu tejado.

Ardaire dijo...

No pierdas la fe en tu estrella, ella también te ama :) - Demian, H.Hesse-

Besos.