febrero 25, 2011

Paisaje

Dos cipreses, altos y robustos coronando
la noche, la Luna mordida y con su mismo
talante inquisidor, mis dos ojos y su abismo
que se pierde y se revuelve, todo inundando.

Cables eléctricos pendiendo, cuatro bombillas
dando luz y lumbre, las aves diurnas que duermen
y su trinar que calla, deja en la calle el germen
del silencio y el resplandor de una cuchilla.

El suelo asfaltado, también grita y palpita
necedades, dos cruces de muertos olvidados
vomitando flores secas, recuerdos cortados
con la hoz de esta Muerte, empeñada en ser eremita.

4 comentarios:

perfecto herrera ramos dijo...

Paisaje tétrico, amigo. Como la vida misma.

Un abrazo.

Apple dijo...

Tan imaginable! que podria dibujarlo!!!...
Hermoso paisaje tètrico!!

un abrazo!

Elena dijo...

death to death

beso

Ío dijo...

Terrible, sabe a cementerio tu poema, pero no por ello dejo de saborearlo.
Un beso, Gabriel

Ío