Veamos, pues, esto es lo mismo, pero definitivamente no es igual. Las palabras ya no calan donde soían calar, los unicornios ya no pastan dentro de la realidad. Son los sueños, los anhelos, los que sin percatarse uno mismo, empiezan a oler a podrido. Hace tiempo que deben haber expirado.
1 comentario:
Mi huella queda aquí, con la ilusión de que expiren esos sueños que te marcaron, por otros que logren darte vida.
Un fuerte abrazo.
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