junio 11, 2009

Ensueño (Fragmento #2)

De entre las nubes, el cálido rayo de sol, tenuemente brotó. Era una de esas nubes que aparecen de pronto y lucen, como erradas, como perdidas, extraviadas. El cielo, desangelado y frío emitía por lapsos consecuentes bocanadas que al instante marchitaba las flores, que hacía crujir los viejos troncos de los árboles, y que arrastraba la hojarasca justo hasta el rincón donde terminaría en la putrefacción. En realidad, la tarde se venía encima y sobre el horizonte, desapareció aquella luz, blanquecina y pura, carcomida por la oscuridad que sucedió guiada por la luna.
Este personaje, del que ahora hablaré, no tiene rostro. En realidad, tampoco cuerpo, ni sexo, ni mucho menos complejos. Digamos pues, que es una sombra sin historia ni futuro, un ente extraño entre la cotidiana realidad; un sueño que no desapareció al despertar. Por lo tanto, tampoco tiene ni tendrá nombre. El punto, vaya, es que de pronto apareció.
Vagaba impasible, con paso firme pero sin la carga de las prisas. Caminaba con la seguridad de quien se dirige a ninguna parte. Y aunque pareciese que tenía algo en mente, la verdad era que su razón estaba dotada del vacío que le permitía la excelsa tranquilidad de los que no esperan más que su propia muerte, o al cabo, comenzar su propia vida.
Y seguía, de pronto se detenía en alguna banca de algún parque sin que nadie lo mirara. Los ojos mortales no llegaban siquiera a posarse sobre su amorfa figura, mientras a la distancia reconoció la cordialidad de la naturaleza y se tumbó a la sombra de un árbol. Y durmió. Esperando quizá, regresar a su propio hogar, a su propio origen, al propio sueño.
Cayo la luna, las estrellas se alcanzaron por una instante a divisar y dicho personaje, zarpó sin equipaje al lugar de donde llegó.

1 comentario:

Ío dijo...
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