marzo 06, 2012

Quizás hay mil razones

Quizás hay mil razones, mil excusas,
millones de manos para echar llave
a la boca donde mueren las aves, 
en esta media luz del alba intrusa.

Pero no es mi boca ya la que canta
ni los labios que me sirven de nada,
ni esta verdad tan vilmente enlutada
que reviste mis ojos y no encanta.

Esta noche ante la falta de oleaje
serán mis dedos mi total carencia,
mi voz apagada, mi ardua creencia
en el fondo del vaso y su brebaje.

Quizás hay mil razones, mil excusas,
millones de motivos a estas horas
donde mi ebriedad comprometedora,
quiere anidar en silencio en tu blusa.

Y es mi pecho y sus totales penumbras,
mis manos de música otrora llenas
ahora haciendo mutis del todo ajenas
ante una luz que poco las alumbra.

He de brindar ante mi sombra cruenta
por los amores vueltos gris ceniza,
por las pasiones escritas con tiza,
por esta necedad que me violenta.

1 comentario:

Ío dijo...

Quizás las haya, a esas horas, a estas, cuando el gris no parece tan gris, y el oleaje es calmo en la superficie.
Quizás las tengas, mil razones, infinitas, o no tengas ninguna; brindemos por ellas, y por tus versos, por todos los hermosos poemas que atesoras en tus bolsillos.

Mi abrazo, Gabriel

Ío