junio 27, 2024

Alguien golpea la puerta

Alguien golpea la puerta
y salgo a mirar y miro que no hay alguien
tras la mirilla que todo hace ver más grande
regreso a la hoja, donde dejé mi alma muerta
vertiéndola en un poema escrito para nadie
sino para no salir a estas horas a la calle
donde la muerte sin piedad me sigue
incluso sin tener redes sociales
donde el demonio y los dioses me persiguen
con sus argumentos tan radicales.

Alguien golpea la puerta
y en la mirilla un vapor que la empaña
no me precisa si hay alguien ahí
y así, regreso a la hoja y sigo escribiendo 
un cuento sobre una mujer sedienta
de tener la esperanza de un mejor mañana 
mientras la devora el pensamiento vil
de ser tan solo un latido que va sonriendo.

Alguien golpea la puerta 
y entonces me determino a abrir
y entonces miro a la muerte
que no está muerta
sino que está en su etapa más febril
y cuando quisiera abrazarla plácidamente
tan solo la miro y cierro la puerta
regreso a la hoja y escribo sobre la mujer
porque es mi deber el tiempo verdadero
y en ese camino, muy a menudo
encuentro la calma del placer
y es por ello, que es reaccionario mi pecho
porque es distinto al resto del mundo
y porque en mí, no deja de creer.

Alguien golpea mi puerta 
y no veo quien la golpea por mirilla
abro la puerta y es la muerte muerta
trayéndome flores amarillas.

He regresado a la hoja
a escribir sobre esa mujer sedienta
para darle un poco de agua en vaso
y las flores de la muerte se han apagado.

He vuelto a mirar por la mirilla 
y no tengo que decir más nada 
la muerte se ha marchado
pero me ha dejado una flor en  hondonada.

Después de esto alguien golpea mi puerta
y por la mirilla distingo al demonio,
con su enrojecida cola y sus cuernos vanos
y yo recuerdo que la muerte está muerta
pero advierto algo en sus ojos rojos
y le abro la puerta y le doy un abrazo.

Alguien golpea mi puerta
por la mirilla distingo tonos blanquecinos
nubes esponjosas y rayos de sol 
abro la puerta y veo a dios
y en la hoja la mujer se muere por mosquitos 
que picaron su piel cual mala treta.

Después de culminar mi hoja
ya nadie tocó a mi puerta
y me quede llorando a solas
en medio de una vida que yace muerta. 

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