Yo siempre quise un amor increíble,
una mujer que me hiciera crecer
desde su autenticidad y su pecho,
una mujer que sin embargo fuera vivible
para mí y me arropara en su ser
cuando me encontrara deshecho;
yo siempre quise un amor inexplicable,
una mujer que tirara el ancla a mi barco
y me quitara el timón aún siendo capitán,
quise un amor tal para mi pecho entregarle
entre mi letra y la delicadeza de mi mar
para salvarme de latidos malvos
de los que no sabía cómo salvarme.
Yo siempre quise un amor como el tuyo,
de esos que son irrepetibles,
de los que te hacen ser mejor cada día
mientras te sacan canas verdes
y en el qué te sabes hasta el culo
de enamorado porque no te perdiste
de su amor, de esa extraña ambrosía
que resulta en amar mientras ella te muerde
los labios y araña tu espalda
y cinco minutos después
duerme junto a ti y te abraza
mientras tú miras sus pies.
Yo,
nunca habría sabido
que te quería sin tu beso aquella noche,
en esa calle tan oscura
en la que para mí salió un sol;
tampoco habría de tus labios sabido
si no hubieras causado en mí un derroche,
sin tampoco saber que serías mi cura.
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