mayo 25, 2014

Por ti y por la sombra gris

Prefiero la verdad que apedrea
a la mas inocente de las dudas,
pues son ellas las que matan
y elucubran la sal de mis días.

Ayer me declaré feliz como los muertos
mientras cosechaba un par de sueños
cargados de sol, en mi sombrío huerto.

Y entonces la comunión con mi vaso
resulta más estrecha que la proximidad
de mis labios, que estos surcos
en mis ojos acrecentando mi edad.

Por que soy y no soy aquel imbécil
que te espera de noche en la escalera
que se baña por la finura de la cal
y por esa compañía llamada ausencia.

Vuelvo la vista a mis errores, al pasado
que me vomita completamente desnudo
y por las fauces sangrando, insumiso,
debil y al propio latido enmarañado.

Vuelvo al ayer y a tus caderas,
a tus pechos escarificados en mis manos
-en estas pobres manos-,
que nada saben sino crear paisajes
con la palabra, circunstancias crueles,
en su amén queriendo un abracadabra.

Mi falo, también yace por ti triste
y en las llanuras de mis sábanas
me vuelvo cada vez más gato
y pierdo mis rayas oscuras de tigre.

No tengo más nada lo confieso,
sino un signo de pesos y mis deudas
poniendo una gruesa soga a mi pescuezo.

Pero también te tengo a ti
enarbolando mi cause de ganas
copulando de lleno con mis dudas
a mitad de la noche y de un cuarto
para mí completa y total, desnuda.

Estoy bebiendo y es por ti,
por la lluvia y por la sombra gris.

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