mayo 15, 2014

Con el mote de imbécil

Ciertamente, con el mote de imbécil
bien adquirido bebo y transpiro sangre
y me alimento de animales muertos.
Algo no anda muy bien en algún lugar
situado entre mi pecho y mi mala cabeza,
lo sé por que mis manos de noche tiemblan
y leo cada una de las líneas de la ausencia.
Es tan extraño, que todo esto resulta sensual
y no puedo sino pensar en la vertical de tus labios
contrarrestando la horizontalidad de los míos,
sin que me importen siquiera todos mis diablos.
Y tengo sed y sigo teniendo un mar de hambre
que roza algunas veces con sus olas tus pies
y me redime este corazón de calambres.
Pero soy un imbécil y un buscador de utopías,
un beso de alquitrán, una caricia dada por la tinta
y aquel que te piensa entre sus versos de pacotilla.

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