junio 09, 2010

Me Confieso

Me confieso sin temor culpable, si alguna vez he sido capaz de matar a sangre fría tus sueños, si en algún rincón por largo tiempo te he olvidado, si entre el ir y venir de mi pensamientos no he dado cabida a mis labios entre tus pechos, si entre tus piernas y su candor tampoco he alojado aquella pasión traducida sólo en un cálido beso. Me confieso Mujer, un tirano embaucador, un charlatán enmascarado sujeto a un dogma incivil, a un mar de olas doradas y a llevar en la frente la marca del felonés, ese sello distintivo de la traición.
Me confieso además en cuanto a mis letras se refiere, un pusilánime de la verdad, de la propia naturaleza que interfiere con la mente, con la propia razón que se agarra a golpes constantemente con los argumentos del corazón, sin saber de pronto lo que es ciertamente la realidad. Me confieso intolerante, dentro de mi tenue capa de credulidad, de la presumible caligrafía un tunante y de esta arritmia dentro del pecho que me resulta a veces calcinante. Y me confieso, Mujer, como el enfermo que ha de mirar la Luna en su mejor fase hecho un esperpento mientras tú duermes, y mi pecho yace macilento.

2 comentarios:

Ardaire dijo...

Bien...muy bien...

Ío dijo...

Podría perdonarte, si