con algunos frutos podridos
y algunas hortalizas en verde
huele aún a tierra bañada por la lluvia
del primer verano en el que lloré por amor
a ron con coca cola por las noches
huele a soledad
y a bichos de aparador pinchados
por un alfiler en el pescuezo
y a la venta para compradores sin alma
huele a escaparate de baratijas
para los consumidores seniles
y como el capitán Garfio
desespera ante el tic tac del reloj
porque siente tras de sí
la mandíbula incivil de la muerte.
Es mi corazón también un laberinto
en el que yo mismo aún
generalmente me pierdo
algunas veces es un efímero edén
y otras tantas llamarada del infierno
es una tercia de clavos y es la cruz
en la que un borracho obtuvo redención
después de una estocada en la costilla
mi corazón es insustancial y pérfido
y aún a pesar de saberlo, he amado
sin espera siquiera saberme amado
porque no sé que hacer con el amor
porque yo he sido y soy un amante
y el amante ama y no espera más nada
sino llegar a casa y sentarse a aspirar
si la tierra aún huele la lluvia.
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