abril 27, 2025

De malas

Ella se había despertado de malas,
parecía que era ya una costumbre;
y yo casi siempre así despierto,
pero aprendí a ser un vil tragafuegos 
para no salpicar a nadie con mi lumbre,
después de una noche nefasta.

Me lanzó un par de dagas con su boca
y salió de la habitación;
y yo tan solo miré sus caderas desnudas,
implacables, inolvidables y autónomas.

Me sentí cuál toro cuando se estoca,
y la fuerza se le va desde el corazón 
y empieza a materializar sus dudas
desde estos tiempos viles y autómatas.

Jamás olvido ni olvidaré sus caderas.


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