mi vaso está cargado de sinceridad
y del arrojo de una sonrisa
que nunca antes había tenido
y entonces, así de simple
sonrío, no como el imbecil
sino como lo que he decido ser
como el hombre y como el gato
como el borracho y poeta vil
que ahora sonríe por saberse un imbecil
porque ha sido del todo amado.
Nunca seré lo que el mundo esperó de mí
sino lo que el mundo de mí necesita
y es por ello que esta noche sonrío
más allá del cinismo que es solo la franqueza
de lo que siento y lo que yo mismo miro
con estos ojos tan llenos de alma
y de lo que escribo con estas manos
tan llenas de un corazón que en mí late,
sonriente y claro mientras ama.
Tengo en la boca un cigarrillo
un ron cargado de certeza
y un amor que no mata ni muere
a pesar tantas sanguinarias batallas
tengo un amor que tan sólo crece
mediante la belleza.
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