julio 01, 2021

Confesión de un padre hijo de puta

Sabes, siempre pienso en ti,
aunque no lo parezca, 
aunque me revista de ausencia;
pues por ti es que sigo aquí,
peleando a diario por volver a brillar, 
por retornar a ser aquel que fui
antes de que me arrastrara la mar.

Voy a ser muy franco,
me apena en demasía 
que me veas valiendo verga,
como se dice en el barrio, 
me apena sentirme acabado,
a mi edad y a sabiendas de no tener
un título universitario,
sabiendo tanto
y aún teniendo más por aprender.

Algunas veces he charlado contigo
sobre experiencias que tuve a tus años,
te he contado estupideces que hice
con la esperanza de que no las hagas,
te he hablado de la calle y del vicio,
de lo que me hizo bien y me hizo daño
porque te sé bueno y siempre quise
evitarte en el camino feroces dagas. 

Sabes, siempre he creído ser bueno,
he tratado de no ser lo que el mundo es, 
he intentado ser diferente al resto
y he puesto mi corazón antes de entender
que el latido es libre pero no certero,
sin embargo así aprendí a ser
y ahora que me lleva la chingada,
busco razón en mi pecho y en mis ganas, 
en todo aquello que he hecho bueno,
y pienso en ti y en los momentos
en los que sin más me abrazabas.

Bukowski en su poema:
"El cordón del zapato"
hablaba de la explosión de la locura
en el hombre y/o del suicidio
mediante un suceso con aparente cura, 
que sin embargo,
sería una gota derramando el vaso;
yo no soy tan valiente para ello,
pero me hizo pensar 
cuando se me cayó el diente,
porque fue de la vida un golpe fiero,
a pesar de mis dientes chuecos, 
eran míos y los tenía completos;
pero me ha gobernado la mente
y el pecho orientado a los que quiero.

Bukowski es uno de mis sabios
porque habló claro de la vida
y porque salió del barrio;
tú a tu corta edad también eres uno de ellos,
pues tu autenticidad hace mi vida, 
más sustentable para mi pecho.

Ahora tienes un carácter y un talante
ya forjado por lo vivido y por los tiempos
y estás en tu derecho de embestirme
con tus cuestionamientos,
porque acepto que he sido un mal padre, 
que la ausencia me vuelve un ser terrible
que nada cura con sus versos. 

Tuviste tu examen de admisión
y no lo recordé,
y lo siento tanto,
yo tuve un día del padre
sin tu felicitación
y sé que lo merezco
y he querido llamarte
pero no tengo cara
y es por eso que te escribo,
maquillando en esta palabrería 
un sentido te quiero,
un abrazo fuerte y certero 
y una idiotez mía
que te logre sacar una sonrisa.

Sabes, seguiré peleando por brillar,
porque mereces lo mejor,
porque es invaluable tu corazón
y porque tú puedes brillar aún más. 

PD. Te amo.

PD. 2. Ya me pusieron mi diente. Me encantaría verte la semana siguiente. 

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