julio 22, 2010

Reflejos IX

Me debato en una cruel perorata, de toda razón alejada. Le hablo al espejo y después en él me miro, pero nunca dice nada, calla con la conciencia salpicada de esa sal que anida en mis entrañas, me muestra las arrugas que empiezan a surcar mi cara, mis silencios más preciados enmarca y desfallece cuando apenas estalla su carcajada. Me resulta extraño, no poder reconocerle frente a mí, esa imagen no denota ya lo que antes, lo que otrora fui. Pero bien, apagaré la luz, que he de irme a dormir, tal vez mañana lo rompa y por fin me dedique a vivir.

2 comentarios:

Ío dijo...

El espejo miente, la imagen que refleja no es real, no tiene vida.
Si te ves, no ves tu vida, solo un instante, y aún así ya es pasado cuando te miras, por eso no te reconoces, porque eres otro, un futuro, y eso no puede reflejarse en un espejo.
Rómpelo.
Una caricia, GatoPardo

Ío

Sabina dijo...

lo "borrosamente real" puede llegar a ser cabrón pero no le des poder sobre tu vida gatuna! una caricia y leche para ti.