en él, un cigarrillo consumido
a tres cuartas partes
también me mira
mientras comprende que expira
tan rápido y que por ello perdió su arte
por no dejarse derrotar estando destruido
cuando pensó ser más certero
y me pregunta a secas
¿Te sientes igual, Gato?
¿También lo lamentas antes de dormir
cuando el alma es libre y libremente peca
según los idiotas que viven para morir
cómo hace hoy la multitud de mentecatos?
¿También te sangra el pecho
desde los pies y hasta las manos
cuando el después
resulta un río deshecho
y una hoguera no calienta lo sano
que aún cabe en tu corazón
cuando pones de por medio tu razón?
Y yo solo miro el cenicero
cabizbajo, ya sin el estúpido
disfraz de hombre de bien
y hallo en el silencio lo más certero
que puede tener un hombre rústico:
escribir, fumar y beber.
Escribo para entenderme
fumo para calmarme
y bebo para dormir
pero a veces no logro comprenderme
cuando un cigarrillo pretende analizarme
y el escucharlo no me deja ser feliz.
Ya lo apagué a tres cuartos.
Seguramente dios hará lo mismo conmigo
y no tendré rencores con él.
Amén.
Es temprano, son las diez menos cuarto.
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