tambaleante
exasperante
y por el camino de los locos
o quizás de los santos
pero no lo sé del todo
pero busco el perdón de todos modos
pues todo hombre hace daño
y el daño, aunque es necesario
nos convierte en presa
o en las mandíbulas del lobo
e inevitablemente nos infecta
Ahora lo sé
siendo el elegible de los inelegibles
y la maldición amada de los sin cambio
y de los exiliados del perdón
porque piensan que el alma es abatible
como lo fue un viejo acordeón
tocado por un viejo rancio con los pies.
Porque ahora lejos de dios
y del mismísimo diablo
resulta que de Abraxas soy
el único y más parecido descendiente
que no ha de importar la colusión
entre mi pecho y mis manos
ni la sinceridad de mi abrazo
para esbozar la capacidad de mi abrazo
en este mundo edificado para el "yo".
Debo acabar este poema
esta noche
pero aún no estoy tambaleante.
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