enero 10, 2020

Tampoco importa demasiado

Bueno, estoy de vuelta y este sitio huele peor de lo que olía hace años. Inevitablemente también debo oler yo mismo peor. Pero estoy aquí y ¡oh, vaya que me recibido con un puñetazo en la nariz la melancolía! Es increíble cómo diablos ha pasado el tiempo y más increíble aún me resulta que siga siendo un maldito borracho que de cuando en cuando escribe y que no halla seguido los pasos de Hemingway para meterme en la cabeza un escopetazo. 

Estoy jodido. Mi habitación tiene una esposa nube de humo de la cual surgen demonios y letras escritas con sangre en las paredes de mi mente. Estoy ebrio, también y mis bolsillos me acusan de gastar el último billete en cigarrillos y una botella de ron. No he sabido ser quien fui y entonces dejé súbitamente de brillar, aunque quizá nunca lo hice, pero traté y traté y conseguí mejores resultados incluso metido hasta el amanecer en el bar. Mi cenicero está hasta el culo de colillas muertas y entre ellas han hallado camuflaje mis esperanzas. ¡Vaya cretino! Me digo y el espejo no se me rompe encima cuando me río. Sulo ser más cruel frente a él y eso no me mejora ni me brinda calma. 

Me creía un gato, lo recuerdo. Por aquellos tiempos creí tener cierta gracia, cierta comedia y cierta tragedia que pensé que enluta das en mi pecho podrían dar como resultado un esbozo de citadino y malogrado arte. No es que me creyera poeta como tal, sino que pretendía de mi propia inmundicia hallar cierta apología para versar todo lo que me hacía bien y toda esa mierda que me hace mal. Ahora no me creo nada, siquiera un hombre. No sé cómo putas no he despertado en el cenicero un día cualquiera sin gloria y ya sin nombre.

Y hace tanto frío por aquí. Y tanta ausencia. Pero es habitual y eso es algo que he sabido soportar bastante bien. Los vagabundos aún a mí se acercan porque me sienten y me saben derrotado y sin fe. Me he quedado sin aristas de tanto dar tumbos colina abajo, y la gente que te mira no te detiene en la caída, tan solo se persigna y si puede, al pasar junto a ella te arranca de un jalón el badajo. He sabido cerrar la boca a tiempo y he sabido también irme lejos a ocultar lo que siento. 

Sin embargo, la vida se acaba y las ganas, las piernas flaquean y la huida se vuelve más complicada, y es como ser un ladrón en el juego y sabes que aunque corras, al final la policía te atrapa. Mejor me fumo un cigarrillo y espero que me reviente de una patada en la mandíbula el destino. Porque me he cansado de correr zigzagueante cuando lo que me persigue por doquier es mi propio talante, mi mente y este pensar que me ha hecho tan diferente a los demás. 

Mañana tendré hambre al despertar y no me importa. En ello no quiero pensar. Ahora mismo estoy ensimismado en lo que he sido, en lo que he podido ser y aunque resulta miserable, por ello me agradezco. Jamás he tenido un precio, aunque esto último, tampoco demasiado me importa. 


4 comentarios:

Gatopardo dijo...

"Me creía un gato, lo recuerdo. Por aquellos tiempos creí tener cierta gracia, cierta comedia y cierta tragedia que pensé que enlutadas en mi pecho podrían dar como resultado un esbozo de citadino y malogrado arte. No es que me creyera poeta como tal, sino que pretendía de mi propia inmundicia hallar cierta apología para versar todo lo que me hacía bien y toda esa mierda que me hace mal. Ahora no me creo nada..."

...y en el vacío del no ser hallé la gracia y la belleza que se me negaron en vida. Gracia y belleza que hoy, como un eco inoportuno, inútil y tardío me devuelve el universo.


Es para mi espíritu agradable hallar señales de vida entre aquellos que alguna vez acompañaron mis letras.

Buen camino señor Pardowski!

Gato Pardowski dijo...

Compañero, brindo por usted esta noche. Sigo en pie de lucha. Supervivencia le dicen y sigo charlando con las sombras plagadas de versos; algo de inevitable belleza hay en ello. Corrigió mi falta ortográfica y eso con el alma se lo agradezco.

Arrieros somos....

Un abrazo señor Gatopardo!

Alicee dijo...

Pero donde te habías metido, Gato, querido?

Gato Pardowski dijo...

Dónde coño te has metido tú?

Me has hecho tanta falta.