Y todo es una gran piedra,
una de dimensiones titánicas,
un ovoide que gira o rueda
cuesta abajo cumbres Adánicas,
quizás de proporciones bíblicas
embargando el pecho a mitad
de la noche y este latir obsceno
de un corazón antropoide.
Entre el índice y el pulgar
de la diestra -y tan siniestra- mano
cabe un corazón torpe y malsano,
dos pulsaciones queriendo copular
con la Luna y un estertor
al recibir de lleno la piedra
que Sísifo por la eternidad cargó,
sin concebirla como guerra.
1 comentario:
Sabes? Porque andar ciego empujando piedras... cuando simple se puede dejarla caer.. y seguir andando...
Condenado el que se quiere condenar.. Hay que ser rebelde y hacerle frente al mundo!
Sonrie :)
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