Hoy escribo una plegaria al cielo,
Con los pies bien firmes y a ras del suelo;
Invoco a los poetas caídos,
A los prosistas sin busto erigido,
Al juglar y al escribano,
Al trovador cubano.
Hoy entre absurdas notas,
El bebedor pernocta,
Este escribidor de mangas sucias,
No tiene más angustias.
Hoy, no tengo más que decir.
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