...Empolvado, desértico, sombrío. El Absurdo sobre mi cabeza...
Aquella señora con sus más de cien kilos un par de veces ya me ha salido al paso.
Dios - pienso- debe pesar lo doble que yo.
Un par de veces la he esquivado y después le sonrío.
Nunca he sido bueno para cortar ilusiones de tajo.
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