Mis poetas han sido
una recomendación trascendental
de los que otrora pisaron descalzos
las brasas del infierno.
No todos, claro está.
Hay quien versa la telaraña
o los picos de montañas azules
o el mar besándole los pies
con la aspereza febril
de una lengua de gato.
Qué duras resultan las fronteras
cuando conviven con olas de mar.
*Para Ío.
1 comentario:
Gracias, Gabriel, no sé si puedo decir más.
O decir que es muy hermoso e irme a volverlo a leer tantas veces.
También lo guardo, poeta.
Un beso
m.
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