He dormido tres horas
y han sido al menos
tres horas las que han llovido
y afuera las calles encharcadas
son fieras y bocas de lobos
donde se pierden los niños.
Limpio el fondo del cristal
de un vaso que agoniza vacío
y se declara en desencanto
cuando pretendo dormir
tres horas más en mi camarote
tan solitario y embriagado.
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