Todos tienen razón menos la esquirla
de cancer que una noche mascarada
anidó en mi corazón bocados de muerte
y este gusto encabronado por el ron.
Nada me place más que los labios
que me nombran lubricados y a solas
como si fuera yo un dios vuelto el diablo
y mi letra un vocablo cruel de caracolas.
Yo, que reduje a la nada mis pies
en pos de una verdad que lapidó mis sueños
sardonicamente sonrío y ya después
en mis silencios lloro la mar y los cielos
buscando en tu cadera a dios
entre los despreciables andenes sin sol
en los que el gris es lo único certero.
Me falta una mujer, amor
y esta noche
un despreciable te amo.
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