Hemingway hablaba del destino
-de aquel trágico e inevitable destino-
en el que el mundo nos terminaría
-de buenas a primeras- matando
y ante esta bandera verde, blanca
y roja que ahora mismo es mi mundo
doy fe de la metralla a plena luz del día
de este presente letal que en sangre se esboza.
Hemingway era un sabio
ahora lo sé
México, también lo sé
está podrido y es un espasmo
continuo producido por el asco.
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