He dormido casi a diario
-al menos un par de horas-
hundido en la cruda tibieza
de los asientos del subterraneo
y ya empieza a hacer frío.
Me preocupan los sinhogar
y las mujeres que jamás terminan
de limpiar sus hogares vacíos.
Pero hoy he dormido un par de horas
en el trajín de un asiento verde
y tibio que pertenece al subterraneo
y me preocupa que pueda durar por siempre.
Ya empieza a hacer frío.
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